El dolor que viene acompañado de quien amo,
no es sencillo lidiar con aquel niño.
Las mañanas de gritos estruendosos
que hoy enunciamos.
Las tardes de lágrimas vertiginosas
que hoy nos reprimen.
Las noches de temores compartidos
que hoy nos alejan.
El mar de emoción que me carcome la razón.
Y es que ya no me quedo atrás de la cortina,
corro a la voz en dirección opuesta.
Y me entristece, me mata.
Me hunde, nos hunde.
El barco no navegará más.
El pasado no vuelve,
no se puede vivir ahí.
Sin embargo,
los monstruos sí regresan,
nos hemos convertido en ellos.